12 sept 2011

'Carta a todas tus catástrofes'

'Te echo de menos.'




No, ese no sería un buen comienzo. Era la quinta hoja que utilizaba, siempre con el mismo resultado: un par de líneas llenas de tachones que acababan en el fondo de la papelera. 
Había pensado mil formas de empezar, pero ninguna le parecía la correcta. ¿Y si al leer la carta ella la rompía en dos? ¿Y si la tiraba al fuego con sólo leer su nombre en el sobre? La imagen de las palabras deshaciéndose con el sonido del crepitar de las llamas se reproducía en su cabeza.


El café estaba ya frío. pero poco le importaba. De todas formas le había echado demasiado azúcar. Se había acostumbrado a preparárselo así por las mañanas mientras ella dormía plácidamente en la cama. 
Solía quedarse apoyado en el marco de la puerta con la bandeja del desayuno en las manos. Le gustaba verla dormir. El contraste entre las sábanas blancas y su piel tostada por el sol, los mechones de pelo esparcidos desordenadamente sobre la almohada, su respiración acompasada. Y su rostro. Transmitía tranquilidad, serenidad, como si ya en sueños supiera que estaba ajena a todo, que estando allí nada podía pasarle. 


Entonces despertaba. 
Y se incorporaba con la melena despeinada, los ojos brillantes y una media sonrisa que eclipsaba al más brillante rayo de sol. Le encantaba esa sonrisa, era lo que le daba fuerza para levantarse todos los días. Habría sido capaz de recorrer el mundo una y otra vez si eso significaba que ella y su sonrisa le esperarían en casa.


Entonces cayó en la cuenta; jamás la volvería a ver. Ni a ella, ni a su maravillosa sonrisa. Recordó cómo esa fila de blanquecinos dientes enmarcados por unos labios perfectos convertían su peor día en algo que mereciera la pena, y un escalofrío le recorrió la espalda. 
Levantó la mirada para observar cómo las gotas de lluvia repiqueteaban y se deslizaban lentamente por el cristal de su ventana. 
Arrugó el papel y lo tiró a la papelera. Al fin y al cabo, ¿qué significado tenía una carta de amor en pleno siglo XXI?